Después de una larga trayectoria en la pintura figurativa, mi necesidad de explorar de distinta manera esta disciplina , me llevó a cuestionarme sobre la realidad en sí. ¿Porqué me era tan importante pintar de forma realista? Casualmente apareció una experiencia de conocer una meditación budista llamada Vipassana , en la cual había que estar 10 días en silencio total, sin ningún contacto con la tecnología y meditando 8 horas aproximadamente al día. La practica de la meditación consistía en estar atenta a todas las sensaciones que surgen y desaparecen del cuerpo, con una atención quirúrgica hacia lo que observamos con ojos cerrados. Experiencia que marcó profundamente el rumbo de mi pintura y la inquietud de explorar nuestras formas de observación.
Vipassana palabra en sánscrito significa ver la realidad tal cual es, frase que generó cuestionamientos sobre la materia de la realidad, ¿qué la conforma?, ¿cuáles son nuestros mecanismos para percibirla?, ¿cómo puedo experimentarla dentro de la pintura sin representación alguna?
Todos estos cuestionamientos detonaron el comienzo de una pintura con cera de abeja, pigmentos , óxido y madera, materiales que me permitieron explorarla teniendo la posibilidad de involucrar más allá del color y la forma, elementos que suceden en la realidad como la temperatura, la densidad del pigmento y corrientes de aire en el momento de realizarlas, que determinan la forma final.
Espacios sagrados, cera de abeja, pigmentos y óxido dorado, tríptico 3 piezas de 15×20 cm c/u, 2014